Seis vehículos fueron incendiados, un restaurante de McDonald’s quedó destrozado y varias agencias automotrices sufrieron vandalismo en las tensas manifestaciones del martes.
Los detenidos son sospechosos de delitos que incluyen portar armas prohibidas que disparan proyectiles.
Pese a que varias personas resultaron heridas y algunas tuvieron que ser hospitalizadas, el ministro del Interior de Francia, Gérard Collomb, dijo el miércoles a la televisora France 2 Television que estaba contento de que “nadie resultó herido de gravedad”.
La oposición aprovechó la ausencia de Macron, que está de visita oficial en Australia, para presentar una imagen de desorden en un país sin líder en medio de las críticas a la policía por no actuar lo suficientemente rápido para calmar la violencia.
“Hay un gobierno. Hay un estado que está siendo gobernado y que seguirá reaccionando”, dijo Macron desde Sydney.
Según el jefe de la policía de París, Michel Delpuech, los actos violentos fueron perpetrados por agresores enmascarados de un grupo libertario llamado Black Blocs, que tiene unos 1.200 miembros y que estuvo al margen de la protesta que congregó a 20.000 personas.
La intención de los activistas radicales era generar el caos, agregó.
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