En una declaración ante el Parlamento, la jefa del Ejecutivo británico consideró que Rusia ha reaccionado “con un completo desprecio” ante la “gravedad” del incidente ocurrido el pasado día 4, pese a que este país les ofreció una “oportunidad” de que proporcionaran una explicación.
La dirigente conservadora precisó que el número de diplomáticos expulsados, que han sido identificados como “agentes de los servicios secretos encubiertos”, es “el mayor en 30 años” y que contarán con una semana para abandonar este país.
Según subrayó, el Kremlin ha reaccionado “con sarcasmo, menosprecio y resistencia” ante lo sucedido y su respuesta “ha demostrado un completo desprecio por la gravedad de estos acontecimientos”.
Rusia no ha proporcionado una argumentación “creíble” ni tampoco ha aclarado, como le pidió Londres, “por qué cuenta con un programa de armamento químico contraviniendo la legislación internacional”.
El incidente en Salisbury representa “un uso ilegal de la fuerza por parte del Estado ruso contra el Reino Unido”, según May, que anunció que este Gobierno incrementará el número de controles a ciudadanos rusos que vengan al país.
Además, anunció que Londres congelará “los activos del Estado ruso donde sea que exista evidencia de que podrían ser empleados para amenazar la vida o propiedad de ciudadanos o residentes en el Reino Unido”.
May ha pedido también al Consejo Nacional de Seguridad, en un encuentro celebrado esta mañana, que acuerde “medidas inmediatas para desmantelar la red de espionaje rusa en el Reino Unido” y ha cancelado la invitación cursada al ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, a este país.
Como parte de esta batería de medidas adoptadas por su Ejecutivo, ningún representante de la familia real británica ni dignatarios de este país acudirán este verano al Mundial de Fútbol de Rusia.
El anuncio de la primera ministra llega después de que Moscú ignorara el plazo límite fijado por el Ejecutivo de Londres para que diera explicaciones, antes de la pasada medianoche, a cómo un agente nervioso militar de fabricación rusa envenenó al exagente, de 66 años, y a su hija, de 33, que siguen en “estado crítico”.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, aseguró hoy que su país no tiene relación con el envenenamiento del doble espía y su hija, y que considera inaceptables las acusaciones sin pruebas. Cientos de agentes y militares siguen trabajando en Salisbury a fin de investigar los hechos e identificar a los responsables del ataque.
Hasta 36 personas, además del exagente y su hija, han sido atendidas hasta ahora por servicios médicos por posible exposición al agente nervioso, todos ellos sin síntomas aparentes, excepto el policía Nick Bailey, que continúa grave, aunque su estado ha mejorado en las últimas horas.
0 comentarios :
Publicar un comentario