El Despacho de la Primera Dama impartió un taller a favor de la inclusión escolar. Lo hizo a través del Centro de Atención Integral para la Discapacidad (CAID).
La actividad formativa se enmarca en el Programa de Inclusión Escolar que desarrolla esta institución y el Ministerio de Educación (MINERD).
En este primer encuentro participaron 12 maestros y maestras de apoyo a niños con discapacidad que asisten al CAID. A ellos les acompañaron varios directores y coordinadores académicos de sus respectivos centros educativos.De igual manera, estuvieron presentes colaboradores de la Dirección de Educación Especial del MINERD. La inclusión social, en especial de niños con discapacidad, es una de las prioridades de la Primera Dama, Cándida Montilla de Medina. De ahí que múltiples de sus iniciativas y acuerdos interinstitucionales giran en beneficio de esa población.
Mayor desarrollo desde las escuelas y colegios
El taller se denomina Maestra y Maestro de Apoyo. Tiene como objetivo ofrecer herramientas para lograr desde las escuelas y colegios un mayor desarrollo de los niños con discapacidad. Fue impartido y coordinado por el Servicio de Apoyo Psicopedagógico del CAID.
“Nosotros tenemos en nuestras manos la posibilidad de brindar a esos niños las oportunidades que les permitan llegar hasta donde se lo han propuesto”. Así dijo Mariel Duran, encargada del Servicio de Apoyo Psicopedagógico.
Mientras más dominio y conocimiento se tiene del manejo de las diferentes condiciones y se busca atender a las necesidades de cada niño, mejores serán los resultados de cara a su desarrollo integral.
Acceso, participación y éxito
Para garantizar que la práctica inclusiva sea de calidad, es necesario contar con tres componentes: el acceso, la participación y el éxito.
El acceso le permite a la persona estar presente en el espacio donde se realizará la actividad. La participación es el intercambio de experiencias entre el individuo, el entorno y los demás participantes y el éxito, es lo que hace significativo el acceso y la participación.
Cada uno de esos componentes, vistos por si solos, no justifican una práctica inclusiva de calidad. El hecho de estar presente en un espacio no sugiere que el individuo está incluido en las actividades que se desarrollen en el mismo.
Intercambiar experiencias
El individuo debe participar de las actividades, intercambiar experiencias y lograr el éxito en las mismas.
Las maestras participantes, entre ellas Nicole Mateo, de Un Paraíso Montessori y Francina Paniagua, de Adonai Kids School, mostraron gran entusiasmo con esta iniciativa.
Indicaron que esta aumentará sus capacidades, lo que incidirá en el bienestar de los niños que ellas apoyan.
Francina, habla de lo maravillosa que es su niña de 6 años, diagnósticada con autismo. Es su estudiante, pero para ella es su niña.
Pone en práctica lo aprendido
La niña recibe atenciones en el CAID, a sus citas, con frecuencia le acompaña su maestra de apoyo Francina, quien ha desarrollado habilidades al participar de las terapias, las que luego pone en práctica en el colegio.
“Luego de Montse estar aquí en el CAID se concentra más y yo estoy muy contenta con eso. Ella es muy alegre, se divierte mucho y ahora está hablando más. Con este taller ayudaré a mi niña a que logre mayor independencia”.
Similar confianza tiene Nicole, psicóloga escolar. Resalta lo importante de este tipo de formación continua, la que repercutirá de manera positiva en su niño (estudiante), de 9 años, con autismo leve.
“Yo quiero adquirir más herramientas para apoyar más a mi niño en su desarrollo académico y manejo conductual”.
Cuadradito: hermosa historia de inclusión
En el taller fue proyectado un video titulado Por cuatro esquinitas de Nada. Narra la historia de un cuadradito que quería entrar a un salón donde había una reunión de redonditos, pero por su forma física no podía entrar por la puerta que era redonda.
Uno de los redonditos le dijo a Cuadradito que tratara de cambiar de forma, y éste se pobló, se arrugó, pero de nada sirvió. Luego, otro le dijo que había que cortarle las esquinas, lo que Cuadradito rechazó, dijo que le dolería.
Pero al final, descubrieron que lo que había que cambiar era la forma de la puerta para que pudieran entrar tanto redonditos como cuadraditos.
El video dejó como reflexión que es a nosotros que nos toca hacer esos cambios y ajustes no solo físicos, sino de actitudes para que se logre una verdadera inclusión plena para todos y todas.
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