Cualquier cosa que pase, la final de hoy domingo entre Argentina y Alemania quedará en el recuerdo eterno, con un campeón que hará sonar su himno en un templo del fútbol cuyo dueño fue despedido y humillado. Con la zurda de Lionel Messi, los Albicelestes querrán escribir un poema de amor en Brasil que además alimente una leyenda: ninguna selección sudamericana perdió un duelo decisivo en el continente americano.
Argentina y Alemania son viejos campeones mundiales, pero desde hace tiempo que bajaron al reino de los pobres y ahora quieren volver a ocupar el palacio de los ricos.
Será la tercera final entre ambos países tras la victoria de Argentina 3-2 en México 1986 y la de Alemania 1-0 en Italia 1990. Los cinco títulos Mundiales de Brasil no serán alcanzados ni superados, pero los albicelestes van por su tercera corona y los teutones por la cuarta, algo que si logran les permitirá alcanzar a Italia en la tabla histórica.
“Hay que hacer un gran partido porque Alemania es poderosísima”, subrayó el técnico Alejandro Sabella en la reunión de prensa el sábado en el estadio Maracaná. “Tiene un sistema de juego muy elaborado y trabajado. Hay que hacer el partido perfecto”.
Alemania llega con toda la fuerza anímica que le dio la paliza a Brasil , no muestra síntomas de relajación y lejos está de arredrarse por los pergaminos que pueda exhibir una Argentina que cuenta con Messi y que marcha invicta con cinco triunfos y un empate.
“No temo a nada, no tengo ningún temor porque va a ser un partido entre dos equipos que han tenido duelos fascinantes en el pasado”, destacó el timonel alemán Joachim Loew. “Hemos visto que la Argentina en este Mundial ha desarrollado partidos maravillosos y que están mejor organizados que en 2010”, cuando Alemania despachó a la Albiceleste 4-0 en los cuartos de final en Sudáfrica.
Argentina también alzó el trofeo en 1978 como anfitrión, y perdió ante Uruguay la final de la primera Copa del Mundo en 1930. Alemania fue campeón en tres ocasiones, ya que antes de 1990 ganó los títulos en 1954 y 1974.
El estadio Maracaná, donde Uruguay le ganó a Brasil la definición de 1950, será escenario de otro choque por el título y una vez más, la fiesta que armó el local la van a disfrutar los otros.
Potencias del universo no pueden estar tanto tiempo excluidas del gran festejo: Argentina no gana la Copa desde 1986 y Alemania desde 1990. O sea que en sus dos últimos choques finalistas, la alegría de uno fue a expensas de la tristeza del otro.
Pese a esa paridad, Alemania es la sombra negra de Argentina ya que la eliminó las dos últimas veces que chocaron en cuartos: por penales en casa en 2006 y luego en Sudáfrica, en los que fueron los dos primeros Mundiales de Messi. Sobre un total de seis juegos, los europeos ganaron tres y los sudamericanos uno.
Para un argentino no hay nada mejor que levantar el trofeo en territorio de su gran enemigo Brasil, con el que hay extrema rivalidad pese a que la verdeamarela lo supera con amplitud en la cosecha de títulos. Pero los argentinos recuerdan que Brasil está por debajo de ellos en galardones de Copa América, Libertadores y en Juegos Olímpicos.
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